viernes, 7 de octubre de 2011

Juan José Padilla

De pequeño vine con mis padres un día a Madrid, y me llevaron al museo de cera. Sólo recuerdo una figura de un torero, tendido en el suelo, con un toro que lo corneaba, insertándole el pitón por un ojo. Hasta hoy me llega la impresión de aquella imagen. Nunca supe quien era el torero, tal vez Granero, posiblemente vuelva algún día al museo para ver si sigue allí la imagen y así entierro mis fantasmas.

Porque esos fantasmas han salido hoy de nuevo de la tumba, al ver la terrorífica cornada que se ha llevado hoy en Zaragoza el torero Padilla, el ciclón de Jerez, fantasmas que asomaron su cabeza ya con la cogida de Aparicio, hace un año.

Ahora mismo, me da lo mismo el saldo vivo de la deuda inmobiliaria. Me da lo mismo el precio de la onza. Y me da lo mismo el payout de Telefonica.

Hoy es día de gloria al torero, que los toros no es otra cosa que la representación de la vida y la muerte, que entendí gracias a un librito de Jose Antonio del Moral. Dios te ampare, Padilla, valiente.



Actualización: en tu honor pongo la imagen de los toros corriendo hacia nosotros, como los vimos hace un mes en Medina Sidonia.

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