domingo, 17 de febrero de 2013

La Pinilla

Fundamentalmente, escribo esta entrada para dar evidencia de que no estoy viendo la patochada del celuloide ibérico, aplaudida por la nada patética que nos gobierna (¿puede ser una nada patética?).

Anteayer, viernes, vacaciones estériles en La Jarosa. No del todo estéril, ya que me pegué un tortazo tremendo, con herida en la rodilla. Sábado convaleciente en casa, con 38º de fiebre. Y domingo... esquí familiar en La Pinilla. Por primera vez, en mucho tiempo. Qué bonita es La Pinilla. 


Ocho o diez años de sequía, pero el giro en paralelo sigue en su sitio. Bueno, me ha sido complicado ir hacia el telesilla con cuatro pares de esquí en los brazos... Me ha retrotraído a tiempos pretéritos, treinta años ha, en Cerler, la noble Ribagorza aragonesa.



De vuelta hemos visto una casa y 3000 m2 de parcela en Gargantilla. Me ha recordado a la casa de P. Ll. pero en rústico. No, no es cómoda.

Esta semana alemanes, catalanes y eslovenos. A ver. De momento, domingo noche, envuelto en memorias melancólicas. País que se muere, de viejo. Sí, se muere. Mañana, país en adolescencia.


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