sábado, 8 de noviembre de 2008

Lecturas de management (1)

Si desempeñas bien tu trabajo, te ascienden. Si el nuevo puesto lo desempeñas bien, te ascienden de nuevo. Si la nueva posición la desempeñas eficientemente, te vuelven a ascender. Así hasta que desempeñas tu labor de manera mediocre: en ese caso te dejan donde estás. Ello conduce a que todos los puestos están ocupados por mediocres, que hacen mal su trabajo, porque si lo hiciesen bien los ascenderían.

Sea como sea, ahora todo el mundo tiene que ser “manager“ de algo. Hace veinte años la moda era ser diseñador. “Entre el hombre y el dios, está el diseñador”, decían (entre el mono y el hombre, siempre he pensado yo). Pues ahora es ser “manager“. Supongo que se podría traducir por “jefe”. También me llama la atención la similitud de raíz silábica entre “management” y “mangoneo”. Preguntaré a algún lingüista.

Héte aquí que hoy las librerías se llenan de libros sobre management y gestión de “recursos“, o sea, empleados. Hoy voy a comentar el primero de una serie de tres. Lo leí hace ya un par de años, “Las claves del talento”, de Pablo Cardona. Según nos dice, la Dirección puede ejercerse de varias maneras.

La primera de ellas es por Tareas: El Jefe da órdenes. Se desencadena el que los subordinados adoptan una actitud reactiva, su motivación es puramente extrínseca, el talento desarrollado es dependiente del jefe, y se obtienen resultados mínimos. Lo malo de este método es que la gente pasa y solo el miedo funciona.

La segunda, muy de moda todos estos años, es la Dirección por Objetivos: El Jefe dice dónde hay que llegar, y cada empleado tiene libertad para llegar como mejor sepa. La cadena en este caso es que los subordinados tienen una actitud proactiva, motivación intrínseca y extrínseca, talento independiente y los resultados siempre se comparan según el objetivo. La pega de este método es el tiburoneo entre compañeros.

La tercera de ellas, la que está en vigor hoy, es la Dirección por Competencias: El Jefe indica cuál es la Misión. Se espera del personal una actitud cooperativa, la motivación es extrínseca e intrínseca contributiva (motiva a los demás), el talento es interdependiente y el rendimiento es el máximo.

En esta tercera actitud hay dos corolarios, como resumen: dejar tomar las decisiones que puedan ser tomadas a cada nivel (libertad), y desarrollar responsabilidad en las personas que se involucran en la Misión.

No está mal. Hablando de misiones, mañana los jesuitas.

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