domingo, 13 de marzo de 2011

Fukushima en el Museo de América

Ha sido éste un fin de semana para la reflexión.

Ayer tuvimos una reunión con el P. Mario, en la que nos invitó a una mayor cooperación con Servi Trinitatis. El espíritu ignaciano nos tocó el corazón, pero hacer un voto especial requiere mucha reflexión (o todo lo contrario, quién sabe).

Hoy todos los medios titulan con el desastre de Japón. Pero no con los miles de muertos que han causado el terremoto y el tsunami arrollando ciudades, trenes, carreteras y plantas industriales, sino opinando sobre la refrigeración en la central nuclear de Fukushima, que a estas horas ha causado cuatro heridos. Mariano, que te quedas sin merienda. Ya ves, a lo que lleva un no-discurso. Deberíais haber aprendido …

Tambien hoy he visitado con los niños el Museo de América (a matacaballo, porque a los 15 minutos J&G ya se cansan y empiezan con el “yo me quiero iiiiiir”). ¡Qué maravilla la estela y el códice maya de Madrid! El descubrimiento y conquista de América ha sido la mayor empresa de la humanidad (¿cuál si no?), y esta realidad se ve allí, recluida, avergonzada, humillada, custodiada por funcionarios indolentes y aburridos, cuyo única ocupación es mirar el reloj, a ver si llegan ya las 15:00h y se van a su casa. Y al salir del edificio del museo, pintadas y basura por la Universidad Complutense, otrora templo del saber, hoy templo de las guarradas y el mal gusto.

El casco de bronce del soldado español del s.XVI que se muestra en el museo y los detritus del botellón de anoche, separados por unas decena de metros, junto con los titulares sobre Fukushima en el iPhone. Eso es occidente hoy.

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