Escandalazo el de la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, involuntariamente sacado a la luz por El País. Mayor escándalo el apoyo recibido por Jueces para la Democracia (¿No eran para la Justicia?).
El asunto muestra las vergüenzas del sistema judicial español. Si alguien piensa que este poder del estado, todavía no traspasado a las autonomías, puede ser un valladar frente a la marea zapateril-rajoyesca, se equivoca.
A cualquier Bachiller le es familiar la división de poderes que estableció Montesquieu en su obra "El Espíritu de las Leyes": Ejecutivo, Legislativo y Judicial. En democracias avanzadas, como en EEUU, hay elecciones para el Ejecutivo, elecciones para el Legislativo y elecciones para el Judicial.
En España el pueblo soberano elige al poder Legislativo, que a su vez elige al jefe del Ejecutivo, y también elige a los Magistrados del Tribunal Constitucional. A eso se le llama independencia de poderes. María Emilia es lodo de esos polvos. Qué no habrá por debajo...
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